VIDA REVUELTA AL GIMNASIO
Hace un año, Evan Beauchamp estaba en la cima del mundo. Recién egresado de UCLA, había iniciado una carrera prometedora, tenía una vida social plena y estaba haciendo muchas de las cosas que más le gustaban: surfeo en estela y levantamiento de pesas.
En un instante, la vida de Evan se desplomó — literalmente. Durante una noche en octubre de 2020, se encontró tirado en un campo después de un accidente de cuatrimoto, sin poder mover las piernas. Tenía las costillas rotas, un pulmón había colapsado y los primeros signos de hipotermia.
Aunque le preocupaban las piernas, su preocupación más inmediata era permanecer consciente y ser rescatado. Cada respiración era dolorosa.
Horas después, técnicos médicos de emergencia encontraron a Evan y lo transportaron al hospital más cercano. Las tomografías revelaron rápidamente dos cosas: nueve vertebras destrozadas, una espina dorsal dislocada y el hecho de que el sistema de salud local simplemente no podía darle a Evan la atención de primer nivel que necesitaba.
Un cirujano salva una espalda destrozada
A Evan se le trasladó a UC Davis Health, en donde el Dr. Eric Klineberg le realizó una cirugía de emergencia. El especialista en espina dorsal ortopédico reconstruyó meticulosamente la espina torácica de Evan (las vértebras T2 a T10) con varillas y tornillos de titanio, y le reubicó la columna y la médula espinal.
“Tenía la espalda simplemente hecha pedazos,” explica Evan. “Fue un milagro que la médula espinal no se me haya quebrado y que ningún fragmento de hueso la haya cortado.”
Un segundo milagro fue que el Dr. Klineberg pudo repararme la espalda de forma tan exitosa, dice Evan. “Tuve suerte de tener uno de los mejores cirujanos en espina dorsal de toda la Costa Oeste.”
A pesar de su suplicio hasta ese momento, Evan dice que el punto más bajo aún estaba por venir.
La cirugía le había dado la esperanza de que la rehabilitación le permitiría recuperar algún uso de las piernas. Sin embargo, después de la recuperación, e incluso después de comenzar la rehabilitación, Evan todavía no podía mover el cuerpo por debajo de su dislocación debido a la lesión de la médula espinal y a la inflamación del traumatismo físico que había sufrido. Durante días estuvo postrado en la cama. Sus antes musculosas piernas, ya se habían debilitado. Cuando sus terapeutas le ayudaban a sentarse, tenía visión periférica muy restringida, perdía el sentido del oído temporalmente y casi se desmayaba. No podía ir al baño sin ayuda.
“Ese fue mi punto más bajo,” recuerda Evan. “En todo lo que podía pensar era que iba a ser una carga para mis padres y para todas las personas que conocía por el resto de mi vida.”
“Me alegro de que nunca las vi. No puedo decir lo suficiente acerca de mi experiencia con UC Davis Health. Simplemente soy muy afortunado. Fueron tan increíbles. Tan fenomenales.”—Evan
Encuentro de la “magia” en la rehabilitación
Se mudó al centro de rehabilitación como paciente interno de UC Davis Health y pronto sorprendió a sus terapeutas con su optimismo y ética de trabajo. Era un paciente modelo, siempre pidiendo un ejercicio más, unas cuantas repeticiones más. Después de un día de terapia, recostado en la cama por horas, trataba de mover la pierna izquierda, la cual estaba respondiendo mucho más lentamente que la derecha, solo un milímetro. Luego dos milímetros. Después tres.
Por grados, durante un período de tres semanas, finalmente pudo mover las dos piernas. Usar una andadera. Ir al baño solo. Luego, subir escaleras con la andadera. “El centro de rehabilitación es donde sucedió la magia,” dice Evan. “Mis terapeutas fueron fundamentales para estar en el lugar en el que estoy hoy.”
A principios de diciembre de 2020 justo antes de que saliera del centro de rehabilitación, Evan le demostró al Dr. Klineberg que podía mover todos los dedos del pie. El Dr. Klineberg le dijo, “No sabes lo orgulloso que estoy de lo lejos que has llegado.” Evan dice que la expresión del rostro de su médico era una mezcla de orgullo, felicidad y “algo muy difícil de describir.” A Evan se le llenaron los ojos de lágrimas.
Descubrimiento de lo saludable
No fue hasta cuatro meses después que Evan entendió por completo esa expresión en el rostro de su médico. Para ese entonces, ya caminaba sin una andadera, había regresado a trabajar e incluso estaba levantando pesas de nuevo, como Evan lo dice, “participando en la vida de nuevo.”
Fue entonces que Evan vio por primera vez las imágenes médicas de la espalda y se percató de la verdadera gravedad de las adversidades contra las que había luchado.
“Muchas personas con esas mismas imágenes nunca caminan de nuevo,” dice Evan. “Me alegro de que nunca las vi. No puedo decir lo suficiente acerca de mi experiencia con UC Davis Health. Simplemente soy muy afortunado. Fueron tan increíbles. Tan fenomenales.”