Lecciones de las clínicas de ‘COVID Persistente’
Los médicos están tratando de entender el síndrome misterioso que puede ocurrir después de una infección de COVID-19
Cuando la Clínica Post-COVID-19 de UC Davis abrió en noviembre del 2020, Mark Avdalovic, neumólogo en el Centro Médico de UC Davis, pensó que sabía lo que vería en sus pacientes. Sospechaba que una amplia gama de síntomas persistentes probablemente se debía a una respuesta inflamatoria, con el cuerpo acelerado por meses después de terminada la faz más aguda de la infección viral.
Pero eso no fue lo que encontró.
“Un año después, puedo decir que la inflamación en realidad es rara”, dijo Avdalovic. “No tenemos muchos pacientes con análisis de sangre indicando inflamación, como nivel alto de proteínas C reactivas o dímero D. Generalmente tampoco vemos autoanticuerpos para enfermedades autoinmunes”.
Avdalovic, profesor de medicina clínica y vicepresidente del Departamento de Medicina, es el director de la Clínica Post-COVID-19. Si bien no han encontrado ningún hilo unificador, Avdalovic y sus colegas han observado patrones de síntomas, que agruparon en cohortes.
“Hay pacientes que tienen un cúmulo de síntomas respiratorios. Tienen dolor en el pecho y tos durante una respiración profunda o hay un cambio de temperatura”, dijo Avdalovic. Pacientes en otros grupos cohortes experimentan:
- Falta de aire, pero sin tos
- Taquicardia inusual o un ritmo cardíaco más alto de lo normal
- Síntomas gastrointestinales, con dolor abdominal y náuseas
- Síntomas reumatológicos como dolores musculares o dolor en las articulaciones
- Síntomas de salud mental nuevos o peores que antes
“Tenemos socios de los departamentos de Reumatología, Cardiología, Medicina Pulmonar y muchas otras especialidades. Los médicos ven a los pacientes cuando hay un síntoma específico a su especialidad”, dijo Avdalovic.
La investigación demuestra la naturaleza compleja de la enfermedad
La naturaleza general de los síntomas puede explicarse en un estudio de NIH que mostró que el virus se puede expandir a todo el cuerpo, incluyendo el cerebro, y persiste durante meses después de la infección grave. Otros estudios nuevos señalan cuatro factores que pueden aumentar el riesgo de COVID persistente. Estos incluyen la carga viral, un cierto tipo de autoanticuerpos (aquellos que neutralizan los interferones de tipo 1), la reactivación del virus Epstein-Barr, y tener diabetes tipo 2.
“Clínicamente, estos pacientes son increíblemente complejos”, dijo Avdalovic. “No es inusual dedicar una hora y media revisando todos sus síntomas durante la consulta inicial”.
Hasta la fecha, la clínica ha visto a más de 400 pacientes con condiciones de COVID persistente, todos adultos.
Todos los pacientes tienen que mostrar evidencia de que han tenido la enfermedad. El grupo más grande es de entre 27 y 54 años. Hay más del doble de mujeres que hombres. La mayoría son caucásicos, que Avdalovic piensa se debe al acceso más que a cualquier reflexión de la enfermedad, que es la razón por la cual está implementando actividades para llegar a distintas comunidades.
Al principio ningún paciente estaba vacunado porque las vacunas no estaban disponibles. Ahora, ven pacientes que se han vacunado, pero no lo suficiente como para poder saber si las vacunas ayudan a prevenir el COVID persistente.
La clínica se creó para tratar los síntomas del COVID persistente
UC Davis Health fue uno de sólo un puñado de sistemas de salud de EE.UU. en el momento que creó una clínica para pacientes con una constelación de síntomas nuevos y persistentes después de una infección de COVID-19, lo que se empezó a conocer como COVID persistente.
Investigaciones publicadas en PLOS Medicine muestran que aproximadamente un tercio de los pacientes de COVID-19, incluyendo aquellos que tuvieron una enfermedad leve, tiene uno o más síntomas de tres a seis meses después de su diagnóstico. Con el número de infecciones alcanzando 80 millones en Estados Unidos, eso se traduce en aproximadamente 26 millones de americanos potencialmente experimentando alguna forma de COVID persistente.
Otro estudio identificó más de 200 de estos síntomas de COVID persistente. Los síntomas más comunes son fatiga, malestar después de ejercicio excesivo y niebla mental. Otros síntomas incluyeron alucinaciones visuales, estremecimientos o vibraciones, picazón en la piel, cambios en los ciclos menstruales, disfunción sexual, palpitaciones, problemas en el control de la vejiga, culebrilla, pérdida de la memoria, visión borrosa, diarrea y tinnitus, sólo para mencionar algunos.
La rehabilitación ayuda a muchos pacientes
Si bien el uso del término COVID persistente se ha generalizado, a ninguno de los médicos en la clínica UC Davis le gusta, y lo llaman una descripción informal de síntomas clínicos únicos.
“Es un término difícil porque abarca una gama muy amplia de síntomas que un grupo muy variado de gente con distintos grados de severidad de COVID han experimentado”, explicó Bradley Sanville, neumólogo y médico de cuidados intensivos que ayudó a crear la clínica. El término que usan los médicos es post secuela grave de COVID-19, para lo que usan la sigla PASC en inglés.
Sanville se especializa en fisiología del ejercicio y el impacto de la enfermedad en la tolerancia del ejercicio. Como Avdalovic, Sanville no ha visto necesariamente lo que esperaba este último año de los pacientes con COVID.
Durante la pandemia, Sanville hizo guardias en la Unidad de Cuidados Intensivos (ICU), y fue testigo directo del daño que COVID-19 puede causar en los pulmones.
“Cuando empezamos la clínica, esperábamos que mucha de la gente que había sido hospitalizada y que estaba en respiradores tendría los pulmones realmente dañados. Esperábamos ver mucha mala fibrosis. Pero personalmente, no he visto mucha fibrosis”, dijo Sanville. “Por alguna razón, el daño relacionado al COVID parece mejorar con el tiempo”.
En realidad, muchos de sus pacientes con COVID-19 grave esencialmente han vuelto a su función pulmonar normal de seis meses a un año después de la enfermedad.
Generalmente, son los pacientes que no fueron hospitalizados los que tienen problemas prolongados.
“Los pacientes que tuvieron una enfermedad leve pueden quedar con una falta de aire sustancial y otros síntomas por meses y hasta un año después, sin una mejoría significativa”, dijo Sanville.
Las pruebas actuales no revelan qué está causando los síntomas
Por qué estos pacientes siguen experimentando síntomas no está claro. Muchos reciben una variedad de pruebas, que incluyen radiografías de pecho, escaneos CT, pruebas de función pulmonar, ecocardiogramas, pruebas de estrés de ejercicio y pruebas cardiopulmonares de ejercicio. Y en base a la experiencia de Sanville, estas pruebas generalmente no revelan lo que está causando los síntomas de los pacientes.
“Las imágenes de los pulmones, y las pruebas cardiopulmonares y de función pulmonar generalmente son muy normales. Sin embargo, estos pacientes están limitados en lo que pueden hacer. Todavía es un misterio, pero en este momento, la mayoría de la evidencia disponible no indica que sea un problema pulmonar”, dijo Sanville.
Las imágenes de los pulmones, y las pruebas cardiopulmonares y de función pulmonar generalmente son muy normales. Sin embargo, estos pacientes están limitados en lo que pueden hacer. Todavía es un misterio, pero en este momento, la mayoría de la evidencia disponible no indica que sea un problema pulmonar”.
Sanville advierte que algunos estudios recientes sugieren que puede ser que los músculos no puedan extraer el oxígeno de la sangre.
Generalmente, Sanville receta inhaladores a aquellos con falta de aire. Pero a aquellos que pueden tolerar el ejercicio, él recomienda rehabilitación del corazón o los pulmones.
“Algunos pacientes son realmente reacios al principio. Tienen miedo de que el ejercicio vaya a causarles daño y empeorar sus síntomas. Pero la mayoría lo encuentra útil. Se sienten mejor y generalmente, cuando los empujamos, están sorprendidos de poder tolerar más ejercicios de lo que pensaban”, dijo Sanville.
Los pacientes generalmente mejoran con el tiempo
Avdalovic también ha visto a sus pacientes mejorar con ejercicio. Otros médicos en la clínica han tenido buenos resultados con los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRIs) para los síntomas del COVID persistente. También está colaborando con el equipo de Medicina Integrada de UC Davis – que incluye acupuntura, medicina del cuerpo y la menta como la meditación, y dietas especiales – para diseñar un futuro ensayo clínico.
“Creo que hay algunos aproches no tradicionales que pueden ayudar a pacientes que tienen fatiga persistente, falta de concentración y hasta falta de aire”, dijo Avdalovic.
La buena noticia es que en el último año, Avdalovic ha visto una mejoría en la mayoría de sus pacientes.
“Con el beneficio de una retrospectiva de más de un año, estos pacientes mejoran con el tiempo”, dijo Avdalovic. “Para aproximadamente 75% de nuestros pacientes, todo eventualmente vuelve a ser normal o casi normal, pero para algunos simplemente lleva mucho tiempo”.
Para más información, visite el sitio la Clínica Post-COVID-19 de UC Davis.
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